¿Cómo se manifiestan en el territorio las desigualdades sociales?

Quienes estamos vinculados a la geografía hemos sido receptores, en centenares de ocasiones, de la pregunta “Qué estudia la geografía”. Por supuesto que no soy lo suficientemente atrevido para aventurar aquí una respuesta a esto. Creo que cada uno de nosotros daríamos una respuesta distinta.

Lo que sí siempre tuve más o menos claro es que la geografía debe mirar al territorio con los lentes de la desigualdad. O sea, pensar, como dice el título de este newsletter, cómo se manifiestan en el territorio (¿nuestro objeto de estudio?) las desigualdades sociales. Desde ese punto de partida es que entonces vengo aquí, invitado generosamente por el colega Rodrigo Días, a pensar uno de los tantos procesos urbanos que muestran esta desigualdad.

Dice Harvey, por ahí, en alguna parte de “Urbanismo y desigualdad social” que las ciudades son siempre muy injustas con los pobres… Bueno, el proceso de gentrificación es un ejemplo más de desigualdad, de injusticia social. Y por eso lo quiero pensar con vos…

El término gentrificación fue acuñado por primera vez en el año 1964 por la socióloga urbana Ruth Glass, para explicar un proceso desarrollado en Londres que implicó la expulsión de los arrendatarios de la clase obrera de los barrios históricos de esa ciudad a favor de nuevos habitantes de clase media. Hoy el concepto de gentrificación es mucho más amplio y complejo que aquel esbozado en la década del 60, mucho más polisémico, geográfico, político y económico.

Hay un interesante trabajo de “Contested Cities” escrito por Jorge Blanco, Laura Díaz, Luciana Bosoer y Mariano Mediavilla en el que explican que “la gentrificación se ha planteado como un medio para recuperar la ciudad para los negocios, las clases medias y media-altas, a través de la aplicación de las fuerzas del mercado capitalista. Y en este proceso, el Estado (y los diferentes actores y organismos de las Administraciones Públicas) han jugado un rol primordial, como cómplice, facilitador y agente para garantizar el éxito de la inversión privada y promotor de una profunda reconfiguración de clase en y a través del espacio urbano”

Interesantísimo el concepto de “reconfiguración de clase” del espacio urbano, ¿no? Pero vamos a complejizarlo. ¿Qué quiero decir?  Para que podamos hablar de gentrificación en un determinado lugar desde esta mirada de “clase”, deberíamos responder positivamente a los siguientes interrogantes:

1.      ¿Antes de iniciado el proceso esa zona se caracterizaba por tener un valor del suelo bajo?

2.      ¿Eran zonas desmejoradas en su infraestructura, con poca inversión pública?

3.   Iniciado el proceso de gentrificación, ¿comenzaron a haber cambios notables en el paisaje de ese lugar?   

4.      ¿Se produjo el ingreso de grupos sociales de más altos ingresos en las zonas cercanas y colindantes?

5.     ¿Aparecieron inversiones de capital privado? ¿Aparecieron obras públicas históricamente postergadas?

6.      ¿Aumentó el valor del suelo?

7.     Y lo más importante, al menos para mí: ¿se produjo el desplazamiento directo o indirecto de los grupos sociales de más bajos ingresos que habitaban esa zona previamente?

Pasando en limpio, el proceso de gentrificación sucede en un sector de la ciudad “deprimido” en términos sociales, económicos, de infraestructura, de valor de suelo, etc. El capital se “apropia” de ese sector, a precios de mercado muy bajos. Se “valoriza” y “capitaliza” ese lugar, a fuerza de inversión privada y apoyo estatal. Luego, el lugar “levanta”, y los grupos sociales de más bajos ingresos son desplazados. ¿De qué modo? Directamente a través de desalojos y la fuerza pública, o de manera indirecta por el aumento de alquileres, expensas, costo de vida, etc.

Me adelanto a disculparme por el centralismo porteño céntrico de mi ejemplo, pero quiero, para terminar, llevar todo esto a un caso concreto: el de la zona de Abasto, en plena Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pero antes, esperá un ratito. Te voy a proponer algo… En este punto, en cuanto estés por comenzar a leer el texto que sigue, tenés que poner a reproducir en Youtube, o en Spotify, o donde quieras, el tema “Mañana en el Abasto” de Sumo. Yo te sugiero este video, que los Sumo grabaron en un Cemento abierto exclusivamente para grabar el videoclip. No tiene el mejor sonido, pero las imágenes me encantan. Podés elegir alguna versión de Divididos, por supuesto. Bueno, ¿ya pusiste? Arrancamos, entonces. Yo me lo puse de fondo para escribir

Para quienes no lo conocen, el Mercado de Abasto fue un enorme mercado que funcionó como tal durante décadas en la ciudad de Buenos Aires. Dejó de funcionar a mediados de la década del 80, después de casi 90 años. La apertura del Mercado Central de Buenos Aires, y las molestias que ocasionaba tener un monstruomercado (en términos simpsonescos) en el medio de la ciudad explican su cierre. Desde 1984 con el cierre del mercado, la zona “del Abasto” se convirtió en aquello que Luca Prodan relata en la canción (¿la seguís escuchando?), un barrio de clase media baja trabajadora, con calles oscuras y poco transitadas por la noche, con casas de inquilinato, alto porcentaje de población extranjera de países limítrofes, etc.

Tomates podridos por las calles del Abasto,
Podridos por el sol que quiebra las calles del Abasto
Hombre sentado ahí­, con su botella de Resero,
Los bares tristes y vací­os ya, por la clausura del Abasto”

Entrada la década del 90 se aprueba un proyecto para convertir el abandonado mercado, en un gran centro comercial: el Shopping Abasto. En esta nota del diario Clarín pueden notarse los cambios notorios que van a suceder en el paisaje del barrio en esos años.

Les transcribo alguno, por si les da fiaca entrar a la nota: Algunos, emocionados por el recuerdo del viejo mercado y todos ilusionados por cómo el shopping, que hoy abre sus puertas al público, está cambiando al dntiguo barrio tanguero” En este fragmento de la nota en particular, se ve con claridad la gentrificación y los cambios en el paisaje: “Desde que la construcción del shopping desembarcó en el Abasto las cosas comenzaron a cambiar. En el último año se abrieron 22 nuevas sucursales de bancos. Las propiedades cercanas al shopping triplicaron sus valores, y el metro cuadrado en algunas esquinas trepó hasta los 3.000 pesos. A una cuadra del shopping, IRSA construye tres edificios torre que ya están prácticamente vendidos, y un hipermercado que abrirá el año que viene

Como conclusión podemos decir, parafraseando de nuevo a Luca, que desde que aparecieron las luces del gran Shopping Abasto (en ese momento el más grande de la ciudad), ya no hubo más tomates podridos por las calles, ni borrachos tomando Resero, los bares ya no están más tristes y vacíos, ya no hay lugar para José Luis y su novia, y capaz hasta Sergio se quedó sin laburo en su bar de mala muerte…

Este barrio histórico sufrió una transformación a partir de una estrategia de aumento de valor económico del suelo y desplazamiento de población considerada “indeseable”. Proceso que comenzó con el “reciclaje” del viejo mercado, la inversión en el propio shopping y en los alrededores por parte de capitales nacionales y extranjeros, para el desarrollo de una dinámica inmobiliaria que favorecerá la llegada de sectores medios y altos, y el desplazamiento del resto.

¿Quién expulsa/desplaza a esa gente, consumada la gentrificación? ¿Las luces, el shopping, los bancos, la policía, el valor del suelo, el precio de las expensas, la inversión privada, la desigualdad social, la propia ciudad, el capitalismo? Me quedo pensando…

Bueno, hasta acá llegué. Te dejo el link del trabajo de Contested Cities por si te interesa consultarlo, y me despido agradeciéndole a Rodrigo por el espacio, a todos y cada uno de ustedes por haber llegado hasta acá.

¡Apagá la música (o dejala)!

¡Gustavo! 

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