La segregación territorial: El caso de Sudáfrica
En 1948, con la asunción al poder del Partido Nacionalista en Sudáfrica, se consolida lo que se llamó el Apartheid cuyo contenido consistió en una serie de normas legales que discriminaba a la sociedad en 3 grandes grupos según su color de piel: los blancos, los mestizos y los negros.
Cada grupo poseía diferentes regulaciones políticas, sociales y económicas y, en última instancia, el fin era favorecer el desarrollo del capitalismo con “los blancos” colonos participando de los beneficios absolutos de la superexplotación de la mayoría negra de la población, despojando de todo derecho a estos últimos, confinados a la pobreza y miseria absoluta.
El apartheid sucedió en el contexto de la segunda guerra mundial y a nivel internacional, comenzaba a cuestionarse a los regímenes colonialistas que se intensificaron en las décadas del 50 ́ y 60 ́ con los movimientos anticoloniales en África. El Congreso Nacional Africano (CNA) que organizaba a los principales referentes negros por la liberación de la colonia tuvo influencia en el conjunto de la sociedad junto con el Partido Comunista que había sido declarado ilegal por parte de los Boers y la Corona Británica.
A continuación dejamos un extracto del discurso de Nelson Mandela en 1964 en el juicio que lo declaró culpable de organizar hechos violentos e ir en contra de las normativas del Apartheid que creemos que clarifica los fines políticos, económicos y el rol del Estado que planteaban los líderes del movimiento del CNA:
“Otra de las alegaciones que presenta el Estado es que los objetivos y fines del ANC y los del Partido Comunista son los mismos. El credo del ANC es, y siempre ha sido, el credo del nacionalismo africano. No es el concepto del nacionalismo africano expresado por el grito de “Empujad al hombre blanco mar adentro”. El nacionalismo africano que defiende el ANC es el concepto de libertad y plenitud para el pueblo africano en su propia tierra. El documento político más importante que ha adoptado el ANC en toda su historia es la “carta de la libertad”. No es en ningún modo un plan para un Estado socialista. Exige la redistribución, pero no la nacionalización, de la tierra; contempla la nacionalización de las minas, los bancos y los sectores monopolistas, porque los grandes monopolios están en manos de una de las razas solamente y, sin esa nacionalización, la dominación racial se perpetuaría aunque se repartiese el poder político. Conforme a la carta de la libertad, la nacionalización se llevaría a cabo en el contexto de una economía basada en la empresa privada. Por lo que respecta al Partido Comunista, y si entiendo correctamente su política, defiende la creación de un Estado basado en los principios del marxismo. El Partido Comunista hace hincapié en la diferencia de clases, mientras que el ANC pretende que convivan en armonía. Esta es una distinción esencial.” (El País, 2013).
Como veremos en estas breves páginas, este régimen no se dio sin represión y resistencia. Ahora bien, ¿Por qué para reflexionar sobre el apartheid proponemos como elemento central en el título el problema de la territorialidad?
Partimos del hecho por el cual el régimen social tiene fuertes expresiones en el espacio geográfico, ya que lo entendemos como una construcción social por el cual los objetos naturales y sociales que se encuentran en el territorio están indisociados, expresando el propio funcionamiento de la sociedad capitalista y sus relaciones sociales territorializadas (Milton Santos, 1996).
Por ello, el capitalismo al ser un sistema social profundamente desigual, la problemática de la segregación territorial se la puede observar en cualquiera de sus etapas históricas. El apartheid fue una expresión más de esta situación llevada al extremo.
Soweto
Como lo expresa el profesor Denegri (2015), la política de segregación a la población negra se da desde que los colonos holandeses pisan territorio sudafricano sumándose luego la corona británica. Para poner solo un ejemplo, a principios de 1900 se legisla que el 7% del territorio fuera para los negros que eran el 75% de la población y, el 93% restante quedaba en manos de los blancos siendo éstos el 10% de la sociedad.
De esta manera los territorios negros estaban superpoblados y con bajos recursos de subsistencia y, las grandes extensiones para los blancos, estaban destinados a desarrollar los cultivos de manera intensiva con apoyo de la mano de obra barata negra.
En este marco, los negros no tenian derecho a la sincalización ni a la lucha por cualquier demanda, conseguian los peores trabajos, muy mal pagos sin poder instalarse en los núcleos urbanos practicamente (Denegri, 2015).
El desarrollo urbano está íntimamente ligado al avance del capitalismo con la lógica de valorización y apropiación del excedente social (Marx, 1867) por la clase capitalista. Esta clase avanza en la explotación, desigualdad y exclusión social poniendo por delante de todo derecho, incluso de la vida misma, la propiedad privada y la ganancia de unos pocos por sobre la mayoría de la sociedad (Harvey, 2009).
Por ello, la urbanización en Sudáfrica en la época del apartheid se desarrolla con extrema segregación a imagen y semejanza del régimen social. En la década de 1960, el gobierno quita la ciudadanía a los negros y crea 10 estados para que los “bantustán” (como les decían a los negros) sean autónomos, con su propia ciudadania y quitando la sudafricana a dicha población.
Los negros que salían a trabajar o a realizar cualquier actividad fuera de estos estados artificales eran considerados extranjeros, visitantes o temporales en el territorio de la sudáfrica blanca, creando un sistema aún mas rígido de control de movimiento poblacional negra. Por supuesto que los trabajos, los espacios de salud y de todo lo que requería el soporte del Estado se encontraban en territorio blanco.
Así las cosas, se crearon múltiples ciudades en la periferia de los núcleos urbanos como Soweto, construida enteramente por población negra que se encontraba en Johannesburgo y, en 1954 fueron desplazados millones de negros a esta zona sin agua potable, luz, cloacas u otros servicios básicos.
El derecho a la ciudad (Lefebvre, 1967) está negado para los sectores que viven en la zona descrita, entendiendo este derecho desde el punto de vista colectivo, de posibilidad de acceder al uso del espacio pero también intervenir en la planificación integral en salud, educación, transporte, espacios de ocio, arte, ciencia, vivienda, etc.
La ciudad industrial (Lefebvre, 1967) en sudáfrica, posee una planificación social en función de la ideología de la “supremacía blanca” para obtener mano de obra barata, casi esclava y donde el capital prácticamente remunera el mínimo indispensable para la reproducción de la vida en cuanto a la mayoría negra.
De esta manera, la clase obrera y la población pobre es rechazada del centro urbano (en esta caso Johannesburgo) y empujada hacia las periferias en condiciones muy precarias ya descritas; por lo tanto, es expropiada de lo mejor que puede dar la ciudad en cuanto a valor de uso y valor de cambio (Lefebvre, 1967).
El derecho a la ciudad es, en primer lugar, parte de todos los derechos negados a la población negra y aporta a reflexionar sobre lo que representó territorialmente el apartheid en el análisis urbano y la lógica de localización de las clases sociales en un espacio geográfico determinado; en segundo lugar, brinda la posibilidad de pensar a la ciudad en términos de intereses en pugna, pensar la ciudad en el marco de la lucha de clases; en tercer lugar, como lo planteamos anteriormente, es una conceptualización que al plantearla como un derecho colectivo, logra abarcar problemas sociales como el acceso a la vivienda, agua potable, luz, transporte, sanidad ambiental, etc. sumado a los derechos civiles y políticos negados en esta época.
A esta discriminación territorial se le sumaron normativas que limitaban el acceso a la educación, salud y a determinados trabajos que eran solo para blancos.
Soweto fue escenario de una de las mayores resistencias contra el apartheid en la década de 1970 ya que tuvo un levantamiento masivo producto del intento de imponer la lengua afrikaans al 50% de las materias en el sistema educativo, planteando manifestaciones de jóvenes estudiantes principalmente, que enfrentaron la feroz represión de la policía con miles de asesinados y cientos de niños muertos.
Esta fue una de las imágenes que recorrió el mundo por esos días capturada por Sam Nzima:
Retrocediendo unos años antes del apartheid, como ya lo hemos planteado, la colonización del territorio sudafricano parte de un profundo racismo por parte de los colonos. Por ello, existen todo tipo de antecedentes y, a nuestro parecer, la huelga de los mineros de 1946 fue uno de los aspectos más sobresalientes que empujaron a las clases dominantes a poner en pie dicho régimen social sistematizado con leyes, normas y un sistema de producción acorde.
A fines de 1800 se descubren minas de oro en el interior del territorio, generando una fuerte tensión entre los Boers que estaban instalados en dichos territorios y los ingleses que se encontraban en las costas. Con el paso del tiempo el capitalismo sudafricano se convierte en una plataforma de exportación de minerales, principalmente oro y en segunda instancia de productos agrícolas.
Los mineros negros cobraban hasta 12 veces menos que los blancos en 1946 y, ante esta situación, emprendieron una huelga nacional contando con enorme simpatía de otros sectores como los trabajadores negros de las manufacturas textiles que, producto de la segunda guerra mundial, crecieron enormemente para brindar ropa a los soldados. La huelga fue brutalmente reprimida y dió una alarma del avance en la organización de los trabajadores negros. Este proceso fue la antesala a la reacción política de la clase dominante imponiendo el apartheid y el ataque a la sindicalización y organización política.
De este modo, Sudáfrica fue un espacio donde múltiples empresas multinacionales como Kodak, Coca Cola, General Motors y Toyota se instalaron, aprovechando el régimen de semi esclavitud y la ventaja de la mano de obra barata.
Como podemos observar en esta publicidad de Coca Cola no sólo las empresas multinacionales aprovecharon económicamente este tipo de régimen sino que lo impulsaron socialmente siendo esta bebida “sólo para clientes blancos”.
En 1994 comienza una transición hacia un régimen democrático producto de la enorme presión internacional y las movilizaciones dentro del país de la clase obrera que terminó en la asunción de Nelson Mandela al frente del Congreso Nacional Africano (CNA) en el marco de una triple alianza entre el CNA, la central sindical COSATU y el Partido Comunista Sudafricano.
Situación económica actual
Luego de casi 3 décadas de la abolición del apartheid la segregación territorial y la opresión racial continúan hasta el día de hoy. Si bien se avanzó en infinidad de derechos sociales, políticos y económicos, instalándose una democracia, libertad de movimiento y de organización existen hilos de continuidad con varios de los aspectos nombrados anteriormente.
En este mapeo de la Bahia de Nelson Mandela del censo del 2011 (STATS SA, 2016), podemos observar claramente los espacios geográficos que son específicamente de blancos (en color fucsia), los que son para los negros (Azul), los mestizos (naranja) y los asiaticos (Verde). No hay barrios multirraciales prácticamente. Este ordenamiento urbano se repite en todas las ciudades importantes de Sudáfrica, siendo los barrios con mejor infraestructura los que habitan los blancos y los más precarios los de color negro.
Como planteamos, esta separación territorial es intrínseca al régimen social capitalista y se puede observar en cualquier etapa histórica. Agregamos a esta oración escrita al comienzo de este escrito que, además de poder verse en sus etapas históricas, este fenómeno se puede analizar en cualquier espacio geográfico en el mundo. Tomemos el ejemplo de Detroit, ciudad de un país imperialista como Estados Unidos. Se puede ver en el siguiente mapa[1] no sólo la sepación de población negra (azul) y población blanca (rojo) muy marcada, sino tambien como los negros están en el núcleo urbano superpoblado y los blancos se encuentran en la periferia con espacios verdes, mejor infraestructura en servicios básicos y casas de mayor tamaño.
Mencionamos este ejemplo a modo de no caer en el error de encuadrar la segregación racial sólo en países como Sudáfrica o, incluso, de plantearlo como propio de los países dependientes/atrasados sino que los paises imperialistas en su mayoría, poseen no sólo este fenómeno de segregación racial sino tambien lógicas económicas similares a los que vamos a describir a continuación.
En el plano económico las cosas no son mejores. Leamos de primera mano un informe del Estado sudafricano del 2015 en cuanto a las desigualdades laborales:
“Las distribuciones de ingresos representan crudamente la desigualdad fuertemente racializada en el mercado laboral sudafricano. Además de tener los peores resultados laborales, los africanos negros también ganan los salarios más bajos cuando están empleados. Los blancos, por el contrario, ganan salarios sustancialmente más altos que todos los demás grupos de población. Para poner las cosas en perspectiva, el promedio de ingresos reales entre 2011 y 2015 entre los africanos negros empleados fue de R6 899 (ingresos reales) por mes. Para los de color y los indios / asiáticos, las cifras correspondientes son R9 339 y R14 235 por mes, respectivamente. Entre los blancos, fue de R24 646 por mes, o más de tres veces más alto que entre los africanos negros.” (STATS SA, 2020).
Creemos que este párrafo habla por sí solo en cuanto a la continuidad de la problemática de diferenciación entre la población negra y la blanca.
Una breve Conclusión
Creemos que la situación descrita de la actualidad sudafricana parte históricamente del triunfo de la política del CNA citado anteriormente del discurso de Mandela que, si bien fue parte de la pelea por la igualdad y libertad de Sudáfrica del yugo colonial racista, luego de caer dicho régimen producto de la movilización, los sucesivos gobiernos democráticos lejos de nacionalizar y de repartir las tierras convalidaron el avance neoliberal (Andile, 2001) manteniendo privatizadas gran parte de los sectores económicos estratégicos como la minería, dejando la propiedad de la tierra concentrada en una minoría blanca e incluso pagaron los miles de millones de dólares en deuda odiosa contraída en el Apartheid que exigieron los organismos internacionales.
La estrategia de la “armonía de clases” planteado por Mandela concluyó en el triunfo del empresariado, las transnacionales y las clases dominantes del país para mantener hasta el día de hoy la explotación en mano de obra barata y un mercado laboral “fuertemente racializado”.
Bibliografía
● Harvey, David (2009). “El derecho a la ciudad”. New Left Review. Nueva York.
● Lefebvre, Henri (1967). “El derecho a la ciudad”. Ed Península. Barcelona.
●Marx, Karl (1867). “El Capital tomo 1 Vol 1: El proceso de producción del capital”. Siglo XXI. Buenos Aires.
●Daniel Argemi, María Faiella y Javier Luchetti (2010). “El Apartheid sudafricano: consecuencias económicas y sociales”. V Congreso de Relaciones Internacionales. UNLP. La Plata.
●Denegri, Gerardo (2015). “Sudáfrica: su difícil camino hacia la Libertad”. Revista Relaciones Internacionales – No 49. Instituto de Relaciones Internacionales UNLP. La Plata.
● Santos, Milton (1996). “Metamorfosis del espacio habitado”. Oikos-Tau. Barcelona.
Nehuén Brat es docente integrador y acompañante terapéutico.
También es docente -precarizado- del programa educativo +ATR en la Provincia de Buenos Aires.
Escribe para el portal de La Izquierda Diario.
Es estudiante avanzado del profesorado en Geografía por el Instituto Superior del Profesorado «Dr. Joaquín V. González».