el momento es ahora

Imagen: Eugenia neme, periódico la tinta

 
quizás no fuera esta la forma en que pensábamos comenzar nuestra página…

Pero no podemos permitir que el tiempo siga pasando sin que se tome ninguna acción al respecto. Llevábamos años de incendios esporádicos, dispersos dentro de nuestro territorio nacional pero concentrados dentro de espacios y áreas destinadas –sea por la singularidad de su bioma, por su belleza paisajística o simplemente por la urgencia de espacios verdes- a la preservación.

sin embargo, a partir del 2020 algo cambió.

Las imágenes que nos llegaban de una lejana Australia a principios del año 2020 no tardaron en tener su eco en Argentina. Primero Córdoba, en Julio del año pasado, luego Entre Ríos y gran parte del litoral; y ahora nuestra Patagonia. No una, sino dos veces, casi consecutivas.

Detenerse aquí a hablar de los daños quizás sería abundar en números que a nada nos llevan. Son decenas de miles de hectáreas imposibles de recuperar. centenares de miles de seres vivos que se consumieron entre las llamas. Son decenas de vidas, de historias y de lugares que cedieron ante el avance del fuego.  

Por todo y todos ellos necesitamos que el momento sea ahora. Es urgente desenmascarar de una vez y para siempre los intereses que se aparecen por detrás de estas cuestiones. Veamos.

Todo incendio es intencional. No hay margen que permita pensar en las casualidades de los fenómenos meteorológicos. Detrás de cada foco existen tanto errores humanos (una minoría) como actores de peso interesados en convertir esos espacios en enclaves generadores de ganancias.

Y ninguno de ellos tendrá reparos al momento de continuar avanzando. Por eso el momento es ahora y no cuando sea tarde, muy tarde.

Esto no es nuevo, claro está. Lo que sí es inédita es la intensidad con la que esto está ocurriendo.

Desde la ambición de los pooles sojeros en el litoral, hasta las presiones del mercado inmobiliario en la Comarca, se ha desatado una carrera desenfrenada y destructiva que avasalla toda diversidad en pos de lo rentable, cada vez con mayor periodicidad y en áreas cada vez más extensas.

Pero eso no es lo peor. Lo más trágico –y aterrador, si se quiere- de estos hechos, es la aparición, para regocijo de Adam Smith, de múltiples manos invisibles. 

A continuación intento desarrollarlas, sin poder evitar la ironía:

1) la del libremercado inmobiliario, que busca únicamente su propio beneficio con el beneplácito del Estado, aún a costa de socavar su propia subsistencia a largo plazo;

2) la mano invisible del Estado Nacional –permítanme la ironía- por su cómplice inacción (apenas unos brigadistas, una denuncia y una ley ya vulnerada son más que insuficientes para hacer frente a esto) en el cumplimiento de leyes, reglamentos; a lo que se le suma una preocupante desinversión y desfinanciamiento en el área de Parques Nacionales;

3) también la de los Estados Provinciales, cuya inacción es también parte: la desinversión en la red eléctrica no sólo genera focos esporádicos por fallas en el tendido. también localidades cuyas prestaciones eléctricas quedan desfasadas ante el crecimiento poblacional y colapsan –todos hemos visto los efectos de un transformador que estalla en la vía pública- y por la falta de presupuesto destinado hacia los sectores encargados de prevenir estos incidentes;

4) y la más irónica e invisible de todas: la de los causantes de los focos de incendio, porque salen indemnes e impunes, sin registro ni evidencia. Son fantasmas incendiarios que merodean sin ningún tipo de control.

Es urgente pronunciarse frente a estos hechos

Es necesario insistir sobre el título del artículo, porque realmente el momento es ahora. 

Es urgente hacer visible la problemática frente a una amenaza que se cierne sobre la Patagonia –y puntualmente sobre la comarca- desde múltiples ángulos: la explotación hidrocarburífera, la minería a cielo abierto y el avance de un elitista y especulativo mercado inmobiliario.

Se hace evidente la necesidad de establecer un ordenamiento y una planificación territorial que reconozca las demandas verdaderas, las que responden a los intereses de la sociedad en general y de la naturaleza en particular, en vez de dar rienda suelta a las ambiciones de unos pocos.

Es necesario dar participación a los organismos de planificación territorial, a la comunidad, a los que viven el territorio. Es necesario tomar conciencia, pensar en las prioridades y avanzar en base a ello: hace falta pensar en conjunto, a largo plazo y no sólo desde arriba, como sucede actualmente. 

Mientras tanto, el tiempo sigue corriendo. El momento es ahora.

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1 comentario en “el momento es ahora”

  1. UNA TRISTE REALIDAD QUE SE CIERNE SOBRE TODO EL TERRITORIO… lOS INCENDIOS SON SÓLO UNA FACETA MÁS DE ESTA MULTIPLICIDAD DE ACTORES QUE IMPONEN SU LÓGICA (LA DEL LUCRO, A FIN DE CUENTAS) POR SOBRE TODAS LAS OTRAS LÓGICAS PRESENTES EN EL ESPACIO. ES IMPERIOSA LA NECESIDAD DE QUE SE EMPIECE A HACER ALGO AL RESPECTO, Y SI DESDE ARRIBA, LA ACCIÓN U OMISIÓN, SIEMPRE BENEFICIA A LOS MISMOS SECTORES, SE DEBERÁ HACER ALGO «DESDE ABAJO».
    aL FIN Y AL CABO, LA GEOGRAFÍA TIENE MUCHO PARA DECIR Y HACER AL RESPECTO. ES POR ESO QUE NECESITAMOS URGENTE TAMBIÉN MÁS PROFESIONALES BIEN FORMADOS, CON UN ENFOQUE CRÍTICO, Y ABIERTO A LA MULTIDISCIPLINARIEDAD.

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