Los problemas ambientales
relacionados con los recursos hídricos, son cada vez más visibles. A lo largo
de los años, la problemática ha avanzado generando múltiples consecuencias y a
partir de ello se ha comenzado a visualizar a la educación ambiental como un
aspecto primordial para el desarrollo de una cultura hídrica y de esta manera comunidades
responsables y comprometidas con su entorno.
Si partimos del origen etimológico de la
palabra, recurso hídrico proviene de la conjunción del latín recursus que significa bien útil y
disponible para subsistir y del griego hydor:
agua e ico: relativo a, es decir, que
se relaciona con todo aquello vinculado al agua. El Glosario Hidrológico
Internacional de la UNESCO (2012) lo define como recursos disponibles o
potencialmente disponibles, en cantidad y calidad suficientes, en un lugar y en
un período de tiempo apropiados para satisfacer una demanda identificable. Esta
definición nos aproxima a la situación actual de las sociedades frente a los
problemas ambientales relacionados con el recurso: la desigual distribución de
los recursos hídricos, la disponibilidad y accesibilidad del agua potable, la
garantía de salubridad, entre otros.
De acuerdo al Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (2021) el uso de agua dulce se ha multiplicado por seis en los últimos cien años y sigue creciendo a un ritmo anual de casi un 1% desde la década del ´80. Gran parte de este aumento se debe a una combinación de factores. Por un lado, el crecimiento demográfico, el desarrollo económico y el cambio en los patrones de consumo. Esta situación se complejiza aún más si se tiene en cuenta que aproximadamente un tercio de la población mundial no tiene acceso a servicios de agua potable administrados de manera segura. Por el otro, la intensificación de la degradación ambiental, el cambio climático y la rápida urbanización, entre otros factores, también plantean desafíos considerables para alcanzar la seguridad hídrica. Además, en un mundo cada vez más globalizado, el impacto de las decisiones relacionadas con el agua traspasa las fronteras y afecta de manera directa o indirecta a todas las sociedades, complejizando el manejo sustentable y equitativo del recurso.
Desde la perspectiva
educativa, el abordaje de los recursos hídricos resulta relevante y necesario.
Se trata de un contenido geográfico con un gran potencial para su abordaje en
el aula no sólo de manera disciplinar, sino también para la presentación de proyectos
o propuestas didácticas transversales y con alto poder formativo. Partiendo de
la consideración que la enseñanza no se presenta como un hecho aislado y que la
escuela incorpora los problemas socialmente críticos que resultan emergentes y
preocupan a una sociedad en un contexto determinado, nos lleva a observar que
los temas ambientales toman cada vez más protagonismo en las clases. Entendiendo
que los problemas ambientales vinculados a los recursos hídricos son complejos,
cambiantes y multicausales las propuestas de enseñanza deben orientar el
tratamiento de los mismos de manera profunda y crítica, considerando sus múltiples
dimensiones (ambiental, política, cultural, económica) y posibles soluciones y
mitigaciones.
¿Qué es
la cultura hídrica y qué aporta a la enseñanza?
La cultura hídrica, también
denominada cultura del agua, incluye los modos y medios utilizados para la
satisfacción de necesidades fundamentales relacionadas con el agua y con todo
lo que depende de ella. Es el conjunto de costumbres, valores, actitudes y
hábitos que un individuo o sociedad tienen con respecto a la importancia del
agua para el desarrollo de todo ser vivo, la disponibilidad del recurso en su
entorno y las acciones necesarias para obtenerla, tratarla, distribuirla,
cuidarla y reutilizarla. Este enfoque propone establecer cuatro usos fundamentales
del agua: el agua como derecho humano, el agua como motor de los ecosistemas,
el agua para los usos sociales y por último para el desarrollo económico y el bienestar
social.
La cultura hídrica se
manifiesta en la lengua, en las creencias (cosmovisión, conocimientos), en los
valores; en las normas y formas organizativas; en las prácticas tecnológicas y
en la elaboración de objetos materiales; en las creaciones simbólicas
(artísticas y no artísticas); en las relaciones de los hombres entre sí y de
éstos con la naturaleza y en la forma de resolver los conflictos generados por
el agua. La cultura del agua es, por lo tanto, un aspecto específico de la
cultura de un colectivo que comparte, entre otras cosas, una serie de
creencias, de valores y de prácticas respecto de ella (Unesco, 2006).
Luego de abordar qué
entendemos por cultura hídrica, es necesario plantearse ¿Cómo diseñar una propuesta pedagógica, en relación con la cultura
hídrica, que resulte interesante a los grupos de aprendizajes? ¿Cuáles son las
estrategias de enseñanza que involucran a las y los estudiantes con la
problemática y les permiten adquirir mayor autonomía en la forma de aprender?
¿Por qué es relevante un enfoque de enseñanza problematizador e
interdisciplinar para abordar las problemáticas hídricas? Para lograr
implementar una Cultura Hídrica es necesario desarrollar una actitud consiente,
responsable y sensible de los estudiantes para la participación activa de estos,
no sólo en el proceso de toma de decisiones; si no también en cuanto al uso, la
conservación, distribución y manejo del agua, esto mediante la generación de
información de calidad, oportuna, adecuada, actualizada, pero sobretodo acorde
a las características locales que se presentan en el territorio.
Los problemas vinculados
a los recursos hídricos pueden abordarse de manera transversal en los
diferentes espacios curriculares como, por ejemplo: en Geografía, Historia,
Biología, Química, Física, Educación Artística, Música, entre otros. Cada
disciplina suministra puntos de vista, información y hasta miradas o
perspectivas de análisis diferentes del agua, pero complementarias entre sí.
Así, un mismo tema podría abordarse con un enfoque multidisciplinario, pluridisciplinario
o interdisciplinario, dependiendo la coordinación y organización que se plantee
entre los distintos espacios. Es necesario también reconocer que los problemas
asociados a los recursos hídricos son transversales a disciplinas de tipo
normativo como Legislación o Derecho, Economía, Contabilidad, y de aquellas que
refieren a los valores del ser humano (Formación Ética, Filosofía). La
organización disciplinar que persiste en los diseños curriculares actuales no facilita
el diálogo entre los espacios curriculares. Cada materia constituye un fin en
sí mismo, y limita la posibilidad de construir un análisis transversal que
permita a los estudiantes mirar y comprender el mundo desde la
multiperspectividad. Este rasgo que suele operar desfavorablemente en los
diseños curriculares puede transformarse en un aspecto positivo si se acompaña de
contenidos que puedan hacer de puentes entre las disciplinas como, por ejemplo,
los temas transversales.
Establecer la interacción
entre una o más disciplinas muchas veces no resulta una tarea sencilla. La
propuesta que pretende esta comunicación es justamente favorecer este abordaje
a partir de la cultura hídrica. Esta, desde su enseñanza, se nutre de un
importante valor formativo en el estudiante. Desde la dimensión conceptual, el abordaje de las problemáticas bajo el marco teórico
de la cultura hídrica permite identificar relaciones de dominación, de
asimetría en la gestión del agua, la generación de espacios de conflictos, la
construcción de nuevas identidades y relaciones de poder como así también
nuevas formas de sustentabilidad asociadas al recurso hídrico. Además de
aportar al reconocimiento del valor del recurso, la importancia de este y hacer
uso de las medidas de concientización y sensibilización; incluye la dimensión
actitudinal a través de la formación en valores éticos, ambientales, sociales,
económicos, políticos y emocionales integradas en los ecosistemas.
De ahí que la
educación represente una alternativa para mediar en los procesos de
transformación cultural y direccionarlos hacia la formación integral de seres
humanos reflexivos, conscientes y proactivos en torno a la realidad ambiental.
Los procesos educativos y culturales son considerados el cimiento para la consecución
de cambios comunitarios que promuevan actitudes y acciones proambientales, orientar
el proceso de enseñanza y aprendizaje para alcanzar una visión compleja y
comprometida de la realidad. Educación y cultura hídricas son aspectos
relevantes en la identificación e implementación de alternativas para afrontar
la problemática ambiental.
En síntesis, es
importante resaltar que la educación ambiental debe ser susceptible de abordar a
diferentes entornos o contextos de enseñanza y aprendizaje (aulas de clases o
en entornos externos a las instituciones de formación); para su mejor
aplicabilidad debe poseer características interdisciplinares, de modo que cada
docente desde su especialización logre integrar y formar competencias críticas en
sus estudiantes. Como se mencionó a lo largo de este texto la cultura hídrica
resulta un enfoque innovador para trabajar de manera interdisciplinaria los
problemas vinculados al agua. Es un desafío para los docentes poder llevarlo al
aula y generar un desarrollo de la conciencia hídrico-ambiental.
Profesora, Licenciada y Doctora en Geografía por la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca, Argentina).
Miembro del grupo de investigación en Geografía Física Aplicada (GGFA – UNS)
Docente investigadora del Departamento de Geografía y Turismo (UNS) en el cual se desempeña desde el año 2015 como ayudante de docencia en las Cátedras: Introducción a la Geografía y Didáctica y Práctica de la Geografía.
Miembro desde el año 2009 de diferentes proyectos de investigación y extensión financiados por la UNS. Autora y coautora de numerosos trabajos presentados en congresos nacionales e internacionales como también artículos de revistas y capítulos de libros en la línea de la hidrogeomorfología y gestión del riesgo de crecidas en cuencas serranas.
Co autora del libro: Geografía: Una revisión crítica de conceptos y enfoques.
Página académica: